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De perseguir una ciencia elusiva

Después de más de cinco años, vuelvo. La Biología ha consumido todo lo que en mi vida contaba como juego, pero me ha hecho feliz a su manera. Sin embargo, mientras que en la Literatura encontré todo lo que me daba comodidad, todo lo que me era familiar y me hacía sentir conciente de lo que pensaba que eran mis talentos, la Biología me ha hecho trabajar por cada uno de los logros. A veces pienso que me hubiera gustado empezar al revés. La ciencia toma mucho tiempo y los hitos se hacen esperar. Quizás, si hubiese empezado con Biología, ahora tendría la oportunidad de estudiar Literatura de otra forma. Quizás tendría un trabajo estable y podría ser mi propia mecenas. Pero, también, quizás no.  Todo esto es sólo un preámbulo. Entre otras cosas, la Biología me ha empujado a buscar dónde hacerla. Después de muchos años de sentirme en una especie de zona gris, de frontera entre el estar bien y el echar de menos, sin darme cuenta, me había hecho a Madrid. No sé en qué momento sus calles, su ru

Miércoles 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer

Miércoles 8 de marzo : Día Internacional de la Mujer Viernes 10 de marzo : Llevo ocho horas fuera de casa. Entre otras cosas, tuve una entrevista de trabajo. Tuve que ir a la oficina de extranjería para preguntar por mis papeles. Llevan meses sin decirme nada. Un día muy largo. Tomo el metro y llego a mi estación. Dejo que las escaleras mecánicas me lleven hacia arriba. Estoy cansada. Siento cómo alguien me pellizca ligeramente el culo. Me giro. Es un hombre. Le grito. Se ríe. Mi reacción: darle con el puño en el primer lugar que alcanzo, su brazo. Se ríe de nuevo. Sigue caminando escaleras arriba. No sé qué hacer. Miro a la mujer detrás de mí y se encoge de hombros. Termina el primer tramo de escaleras. Camino hacia el segundo tramo y lo veo andando despacio. Corro tras él y un señor me grita que ni lo intente, que no vale la pena. Al principio quiero explicarle, pero al final me sigo. Llegamos juntos hasta arriba y yo intento explicarle rápidamente a la vigilante que me ha tocad

Los mitos del Capitalismo

"Until the very last man is included there will be no real human society" (Henry Miller)   1.     Progreso: ¿Qué es el progreso? Es, sin duda, una palabra que hemos escuchado desde pequeños. Progreso, progreso, progreso. Progreso es tener móviles o celulares que no sólo son teléfonos, sino que son smartphones . Progreso es que haya muchos coches y películas en 3D. Progreso es la palabra que siempre suena en boca de quien defiende una posición social que sólo es posible gracias a una base en la pirámide de la humanidad que consta de gente que no puede conocer el progreso. Progreso es avance. ¿Avance a dónde? El gran avance de la humanidad hacia una gran nada compuesta por tecnología que se supone que debe llenar nuestras vidas. Es alargar algunas vidas a costa de negligir otras. Es hablar de esperanza de vida sin considerar condiciones de vida. 2.     La esclavitud ya no existe. ¿Quién no ha escuchado esto? En estos tiempos, ya no existe la esclavitud (porque son tiemp

Un NO se pierde en el vestido

Yo me la paso hablando de feminismo. Probablemente lo hago todos los días. A veces no sé ni cómo llegué ahí, sólo se cuela en mis conversaciones y las hace más interesantes, al menos para mí. Lo defiendo a capa y espada porque cuando se trata de sexismo pierdo todo sentido del humor, para mí es cosa seria. Muy seria. Ahora, como fundamentalmente vivimos en una sociedad de orden patriarcal, el feminismo supone para muchas personas una amenaza a un status quo en el que están muy cómodas. En otros casos hay simplemente una gran falta de información. El punto es que los temas relativos al feminismo suelen ser temas “polémicos” -más allá de toda lógica para mí. Constantemente me doy contra la pared y llega a ser muy desesperante, pero vale la pena siempre intentar explicar lo que es y por qué es importante y absolutamente necesario. (Cabe aclarar que aquí no estoy diciendo que lo sepa todo al respecto; de hecho, muchas veces me encuentro diciendo o pensando cosas que yo misma debo det

Reflexiones sobre la heteronormatividad y la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo

Ésta ha sido una semana de sentimientos encontrados. Por un lado, cuando me enteré de que México había legalizado -aun con ciertos recovecos- el matrimonio entre personas del mismo sexo (al menos ilegalizado la discriminación y permitiendo apelar y refugiarse en esa ley a gente del mismo sexo que quiera casarse) me alegré. Y, demás está decirlo, me sorprendió. Me sorprendió porque conozco -o creo que conozco- mi país (vamos, sé el conservadurismo que hay y la importancia de la religión discriminatoria que es el Catolicismo o al menos en lo que se refiere al institucionalizado). Así que tanto más. Debo confesar que hasta me dio orgullo que lo hiciéramos antes que los Estados Unidos. Unos cuantos días después, por supuesto, también Estados Unidos lo hizo y eso también me dio mucho gusto. Vamos, que me da un gusto enorme cada vez que me entero de que otro país (o estado o comunidad o región) lo ha hecho. Mayor igualdad siempre es mejor. Siempre. Mis sentimientos encontrados vinieron

Generación tedio

Si tuviera que elegir dos características de lo que se considera a grandes rasgos mi generación, serían el infantilismo y el desapasionamiento. La RAE define la primera como la «persistencia en la adolescencia o en la edad adulta de los caracteres físicos y mentales propios de la infancia». De la segunda no dice nada, pero se entiende. En todo caso lo defino como la falta absoluta (o casi absoluta) de pasión. Son actitudes que se encuentran tanto en el «primer mundo» como en algunos estratos sociales, por llamarlo de alguna forma, de aquellos que se conocen como países en vías de desarrollo -sin comentarios sobre la terminología. Son la consecuencia de toda una estructura social que desemboca en la educación y cuya principal fuente de alimentación es la homogeneización cultural, ésa que, como dice Pasolini, ha logrado lo que ningún fascismo. Uno de los mayores criaderos de estas actitudes es la universidad, que se ha convertido en un retorno al jardín de niños. Parece ser que par

La sociedad del piropo

Tú, niño, chico, hombre, viejo: ¿sabes qué tienes que hacer cuando ves a una chica por la calle y piensas que es guapa o atractiva o simplemente tienes alguna opinión sobre lo que lleva? Guardártelo. No gritarle, no susurrarle cuando pasa, no decírselo a tus amigos lo suficientemente alto como para que ella lo oiga, no seguirla, no mirarla insistentemente como si no fuera otro ser humano. Es normal ver personas atractivas en nuestro día a día; sin embargo, a pesar de lo que te han metido en la cabeza desde niño en esta nuestra patriarcal sociedad, no es normal ni está bien ni es justificable sentirse con derecho sobre el cuerpo de otra persona.      Cuando le gritas o le dices un piropo a una mujer - o para el caso a cualquier persona - por la calle, no la estás halagando, no le estás haciendo un favor: la estás ACOSANDO . Si crees que hacerle un piropo a una chica es adornarla con tus favores o subirle el valor, evidentemente tienes la misma concepción de la mujer que la de un objeto